Racing jugó para seguir en la A y debió ganar pero, fiel a su sufrida historia, pagó una vez y le empataron. Aunque no le alcanza, Belgrano quedó más conforme.
Racing es de Primera y jugando como anoche se va a quedar en Primera. Pero esa cruz que lo persigue lo deja al borde de un ataque de incertidumbre cuando debería estar pensando en un trámite para la revancha.
Belgrano es un grande del Interior y jugando como jugó anoche sufrirá por el amarretismo de Mario Gómez y sus limitaciones colectivas, y se va a ilusionar cuando ese mismo entrenador remiende su catenaccio como lo hizo en el segundo tiempo.
En Córdoba, cuando una vez más la soga le rasguñaba el cuello, Racing jugó como no lo había hecho en todo el semestre. Se sacó de encima los miedos de jugar, así se simple. Transformó presión en fútbol, ataduras en liberación, miserias en virtudes y ceguera en inteligencia durante algo más que 45 minutos.
Por primera vez en el semestre, Racing se sintió cómodo en una cancha y, entonces, hizo cosas que no había hecho este año como es dar cinco pases seguidos de primera.
Para conseguirlo confluyeron dos cuestiones esenciales. Esas virtudes que parecían enterradas y un rival tacaño. Fue insólito el planteo de Gómez. Buscó formar una armardura con un líbero, dos stoppers, ¡tres cincos!, dos volantes externos (uno volvía como lateral derecho), un enganche y un llanero solitario. Es obvio que los jugadores pueden rebelarse y modificar historias en el propio campo, pero el mensaje del entrenador no fue consecuente con la necesidad de triunfo.
Racing, en cambio, salió a ganar. Llop mantuvo estructura y hombres, y esos hombres (golpeados pero con hambre) dieron la cara. Si el primer tiempo terminaba 3-0 ningún justiciero podría haber reclamado. Además del pecho y gol de Sava, hubo una doble salvada en la línea tras la mejor jugada del partido (genial toque del Colorado, gran enganche de Matías Sánchez y definición errática de Avalos), un cabezazo del propio Sánchez que generó la mejor atajada de Olave y un bombazo de Shaffer -a lo Roberto Carlos- que estremeció el travesaño y salvó Turus.
¿Cómo explicar el empate, entonces? Esto es fútbol y el fútbol permite revanchas rápidas. El técnico local puso a otros dos delanteros para acompañar a ese enorme Matías Suárez. El tema es que únicamente Maradona podía ganar un partido él solito.
Igual, ni siquiera con esas variantes Belgrano acorraló a Racing. Le empató porque por algo Racing está en Promoción: algo siempre falla. Y anoche falló Cáceres en una salida y Gigli no perdonó. Ese empate, injusto por donde se lo mire, no le bajó la guardia a Racing, que debió ganarlo con ese zurdazo de Caballero en el palo y que desaprovechó la última por una decisión errática de Fernández. Ahí también se explica parte del sufrimiento. No liga, pero también hay pecados.