Con muchos suplentes y casi sin transpirar, Argentina venció a Serbia 2-0 con goles de Lavezzi, de penal, y Buonanotte, de tiro libre. Di María falló un tiro desde los doce pasos. La Selección terminó como líder del Grupo A (puntaje ideal) y su rival en cuartos de final será Holanda, el próximo sábado, a las 10. Además, el equipo de Batista batió un récord: consiguió nueve triunfos al hilo en Juegos Olímpicos.
"Los suplentes no son suplentes". Contradicción aparte, Batista tenía razón cuando mientras planificaba el partido con Serbia se encargaba de motivar a los que, tapados por Riquelme, Messi y Agüero, se habían quedado con las ganas de jugar ante Costa de Marfil y Australia. Es que Argentina no sintió la revolución, que metió el Checho al disponer siete cambios y una nueva propuesta táctica, con Mascherano de líbero, y sumó una cómoda victoria que le permitió quedarse con el primer puesto del Grupo A.
Dispuesta a llevarse a su rival por delante, la Selección apuró de entrada. Con Buonanotte y Di María muy activos, las situaciones de gol no tardaron en llegar. Ya a los 4', Lavezzi quedó cara a cara con Stojkovic, quien le ganó el primer duelo de la noche de Beijing. Tres minutos más tarde, la historia se volvió a repetir cuando el arquero serbio le adivinó la intención al Pocho, quien tras ingresar al área por derecha intentó sorprender y enganchó hacia adentro. Era cuestión de que el delantero del Napoli acertara una para que Argentina se pusiera en ventaja.
Los serbios no se rebelaron contra los que presagiaban una clara superioridad Argentina y Romero casi no tocó la pelota. La Selección impuso condiciones durante toda la primera etapa y, si bien el gol -que llegó a los 11 minutos- fue a través de un remate desde los doce pasos, la jugada previa fue acorde al talento que trajo Batista a Pekín: Banega recibió solito en mitad de cancha y con la parte externa de su botín derecho metió un pase de novela para Di María. El ex Central levantó la cabeza y como no tenía compañía por el medio, pisó para adentro y Jovanovic demostró toda su torpeza y se lo llevó puesto. El juez Al Hilali de Omán marcó el punto del penal y Lavezzi hizo el resto.
La apuesta de superpoblar el mediocampo le salió bárbara al Checho, porque Buonanotte, Di María y Sosa –en menor medida- no se quedaron en el armado de juego sino que además acompañaron bien a Lavezzi. La defensa, en tanto, tampoco sufrió sobresaltos pese a que se defendió con tres y que Mascherano fue el último hombre, porque Gago y Banega fueron la rueda de auxilio de Pareja y Fazio, los stoppers, y Zabaleta cerró más la cancha para darle mayor libertad a Di María.
La diferencia no fue mayor sólo porque el equipo quiso ponerle un moño a cada jugada. La defensa de Serbia luchó, sin éxito, contra las pinceladas de Gago, el panorama de Banega, la habilidad de Buonanotte y la astucia de Lavezzi. Entonces, los simpatizantes chinos se llenaron de fútbol y el grito de "Meeessi, Meeessi", sólo se escuchó en los primeros minutos. La ausencia de Leo estuvo bien disimulada y así, el público recién volvió a rogar por su ingreso cuando ni bien arrancó el segundo tiempo, Batista amagó con meterlo y lo mandó a calentar.
Argentina jugó de a ratos con extrema suficiencia y casi sufre por su insistente búsqueda de la definición perfecta. El remate de Kacar desde cuarenta metros que Romero mandó al córner fue una de las opciones que tuvo Serbia y que le podrían haber costado el triunfo al equipo de Batista. Esta falta de profundidad en los últimos metros fue uno de los aspectos en los que sí se pesó la falta de otro hombre arriba. Porque cuando Di María dejó de cortarse por izquierda, tanto Banega como Gago no pudieron lastimar más con sus pases punzantes y Lavezzi quedó muy aislado.
Monzón por Sosa fue el cambio elegido por Batista para reforzar la defensa y plantar una línea de cuatro. Y Acosta por Lavezzi, la apuesta para terminar de liquidar el partido. El Laucha entró enchufado y con su velocidad complicó mucho por la izquierda. A los 28' combinó bien Di María y quedó ante Stojkovic, quien se salvó de ir a buscarla adentro debido a que el delantero del Sevilla definió muy mal.
El Laucha siguió haciendo de las suyas y enseguida provocó el segundo penal, que Di María no logró convertir pese a que el árbitro lo hizo patear dos veces. Lejos de asustarse con la doble tapada del arquero serbio, Argentina fue con todo y a ocho del final, Buonanotte le imprimió mucho rosca a un tiro libre, para establecer el 2-0, que sería definitivo.
Ya pasó la etapa de pruebas y empieza la hora de la verdad para el equipo de Batista, que busca repetir la medalla dorada lograda en Atenas. De no haber sorpresas, Brasil será el escollo en semifinales, pero antes se viene Holanda, en cuartos. Seguramente, pese a que Argentina ganó sin despeinarse, el Checho volverá a poner a los "titulares" el sábado, pero cuando se vaya a dormir esta noche puede quedarse tranquilo porque tenía razón: en esta Selección Olímpica, los suplentes no son suplentes.